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Este experimento arquitectónico se ubica en una terraza de una casa típica en la ciudad de Medellín, exactamente en el barrio robledo, para un usuario con conocimientos musicales, y con la necesidad de un espacio de trabajo.

 

El proyecto parte de una búsqueda experimental de la forma, observando elementos espaciales evocadores, que al reinterpretarlos dan como resultado construcciones volumétricas hechas de forma artesanal.

 

Los lenguajes artísticos relacionando de manera simbiótica con los procesos digitales dan como resultado un arquitectura que parte de la expresión artística, pero que a su vez busca cumplir una función, albergar espacios y generar sensaciones particulares en el usuario.

 

En este mismo orden de ideas en la función, se quiso reinterpretar el oficio tradicional de luthier, que es el personaje encargado de arreglar, construir y diseñar instrumentos musicales. Un recinto donde se desarrolla este oficio es un lugar cargado de simbolismos, de sensibilidad y de experiencia de los sentidos más que todo el auditivo. Por esto el proyecto tiene una forma interior oblicua y porosa, en su interior.

 

Partiendo de los principios básicos de acústica, en materiales como (madera) y en la rugosidad de las paredes que hacen que la onda de sonido se quiebre en múltiples direcciones, lo que permite la sensación de sonido envolvente, necesaria para escuchar los pequeños detalles sonoros de cada instrumento.

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